Los Hermanos Cubero, en formato mano a mano, ofrecieron en la velada folk de Estival Cuenca un concierto honesto y entretenido, con un repertorio en el que hay canciones tradicionales y propias unidas por un sello de autenticidad. Temas bien amasados, como los cacharros del alfar de Pedro Mercedes vecino al lugar de la actuación, el Ágora del Campus Universitario de Cuenca, nuevo escenario del festival, interpretados con un par de instrumentos que los artistas unas veces tocan con los dedos y otras con cuchillo, en función del dramatismo de la historia que cuentan.
Los Hermanos Cubero confesaron en Cuenca que no tienen muchos bolos en esta parte de Castilla, a pesar de que proceden de la vecina Alcarria. Quizás por ello suenan a destierro algunas de las canciones de estos músicos a los que, por otro lado, tampoco cuesta imaginarles recorriendo en una polvorienta furgoneta el desierto de Albuquerque. La música folclórica es universal porque la tierra a la que canta es la misma que está bajo la arena de Arizona y los adoquines de Guadalajara.
Los Cubero desplegaron en Estival canciones tradicionales alcarreñas, extremeñas y castellanas. Muy destacables sus temas instrumentales, con predominio de las piezas de Toribio Del Olmo que han inspirado una parte de su último trabajo discográfico. La pequeña mandolina se agiganta en manos de Rober. Él mismo dice que es un instrumento que tiene cuatro notas, pero sabe cómo tocarlas todas para dotar a su herramienta con dignidad rockera.
En los temas cantados la fórmula es tan sencilla como insuperable, como el pan con chocolate. A los Cubero les bastan tres acordes y unas cuantas verdades para ganarse al respetable. El dolor que brota de las letras del drama personal de Quique es la espina dorsal del cancionero propio (“hoy en el colegio dibujaron la tristeza / y nuestra hija te ha pintado a ti”), pero también hay espacio para la reivindicación de clase (“Los millones los creamos muchos ceros a la izquierda”), crítica al abandono de su tierra en G.U.A.D.A.L.A.J.A.R.A., proclamas vitalistas y de resistencia (“hay que poner problemas a los problemas” y pinceladas humorísticas. Todas estas temáticas, vestidas con trajes de jota, pasodoble, country y seguidilla, se fundieron en una poliédrica actuación con la que se ganaron con creces el respeto del público estivalero.
El concierto de los Cubero estuvo precedido por la actuación de la conquense Paula Serrano. La cantautora, fija en la programación de Estival, se revaloriza en cada edición sin perder la humildad con la que empezó ahora que su carrera ha dado un paso adelante con su aparición en La Voz. Confía Serrano en su repertorio propio, hasta el punto que apenas recurre a versiones. Llegará más lejos o menos, pero cuando caminas con firmeza, dejas huella.