”Por fin”. Estas fueron las dos primeras palabras que dije cuando tuve entre mis manos el nuevo álbum de Acetre. Han pasado un gran total de diez años desde el lanzamiento de su anterior LP, “Arquitecturas rayanas” y, si bien su doble cedé en directo me resultó muy disfrutable y con algunos cortes que destaco por su calidad, siempre es refrescante escuchar material totalmente nuevo de mis oliventinos preferidos.
El nuevo álbum de Acetre se llama, como ya dijimos, ”A la Casa de las Locas” y toma su nombre de su primer corte, una canción de ronda de Guijo de Galisteo recogida por la agrupación local. Esta canción quizá tiene uno de los versos más chulos que he escuchado en bastante tiempo en una canción tradicional:
Si canto me llaman loca,
Si no canto, la enojada.
Si me río de los hombres
me llaman la enamorada.
Como siempre han tomado canciones de aquí y de allá, reelaborándolas para que tengan el sonido característico de esta banda y que lleva acompañándonos, como quien dice, más de 20 años, desde el lanzamiento del célebre “Canto de Gamusinos”.
Doce de sus trece cortes toman inspiración o, al menos, letra de temas tradicionales de Guijo de Galisteo, Ceclavín, Madrigal de la Vera, Cedillo, Aceuchal, Ahigal, Feria, Marvão y, cómo no, Olivenza, e incluso se atreven a adaptar el romance más extendidos por nuestra geografía: el de Gerineldo y la Infanta. Gerineldo, Gerineldo, Gerineldito pulido. Siguen sin moverse de su ámbito de actuación habitual, si bien me da la sensación de que por otro lado de la raia se han movido un poco más al norte que habitualmente.
Es un álbum con mucha presencia de voces. Por comparar y si cuento bien: en Barrunto 6 de sus 13 cortes eran instrumentales; en Dehesario, 7 de 13. En Arquitecturas Rayanas bajamos a 4 de 12, pero en este disco solo un único tema es instrumental (de hecho es el único que cuenta con la autoría de únicamente José Tomás Sousa; todos los demás tienen, al menos, la letra de origen tradicional). Pero es normal que haya tanto canto y tanto cantar: cuentan con cuatro magníficas vocalistas entre sus filas.
No es la primera vez, si no me equivoco, que incorporan una zanfoña en una grabación suya (creo oír una en «Arandillo»). En esta ocasión se trata de «Zajumerio» y está a las manos de Carlos Beceiro, de La Musgaña, con quien ha colaborado más veces (les he visto en concierto juntos al menos en dos ocasiones). Lo cual me recuerda que no todas las canciones de este trabajo son totalmente nuevas para mí. En el último concierto al que fui, en octubre de 2019 tuve la oportunidad de escuchar un pequeño adelanto: recuerdo perfectamente, al menos, la canción ”Senhora da Estrela”. Ya sabéis que siempre llevan alguna cosa a los conciertos antes de grabarla en estudio.
Me gustaría mencionar la canción más juguetona de este álbum. Acetre siempre incluye al menos una canción más movida y con la que nos invitan a dar palmas en los conciertos. En Barrunto fue la Alborada de Fregenal; en Dehesario, Yeyitu-Vira o Hierba Loba; en Arquitecturas Rayanas Perantella o La Casa de Mosés… y en A la casa de las Locas sería El Calderero. Además me intriga: conozco un romance parecido pero recogido bastante lejos de Olivenza (estas letras se han recogido por zonas de Huelva y en Cádiz capital, por ejemplo). El folklore, siempre sorprendiendo.
En definitiva y sin querer extenderme más, A la Casa de las Locas es el álbum que llevábamos años esperando. Un álbum con un sonido inconfundible aunque con notas nuevas que hace que no suene de otro tiempo, que nos hace viajar a un lado y a otro de la raia, y que sin duda deberíamos escuchar con atención. Yo llevo toda la semana escuchándolo y cada vuelta que le doy le descubro algo nuevo.
Podéis adquirirlo en la Web de Acetre si preferís el formato físico, en un digipak con un libreto que es una gozada disfrutar. También podéis escucharlo en las principales plataformas de música en streaming. De momento han confirmado cuatro fechas para verles en concierto: 19 de junio en Cañaveral, 31 de julio en Ribera del Fresno, 11 de septiembre en Badajoz y 9 de octubre en Cáceres.